"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."

Creo (fragmento final. J. G. Ballard)

domingo, 17 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

Leyenda de Maratón

Acrópolis de Atenas
La batalla de Maratón fue un enfrentamiento armado que definió el desenlace de la Primera Guerra Médica. Ocurrió en el año 490 a.C. y tuvo lugar en los campos de la ciudad de Maratón, a unos 40 kilómetros al noroeste de Atenas. Enfrentó al poderoso rey persa Darío I con los atenienses y sus polis aliadas.
En Atenas, las mujeres esperaban saber si sus maridos ganaban o perdían aquella batalla en la llanura de Maratón, pues los persas habían jurado que, tras vencer, irían a Atenas a saquear la ciudad, torturar a las mujeres y sacrificarlas junto a los niños. Al conocer esto, los griegos decidieron que si las mujeres de Atenas no recibían la noticia de su victoria antes de 24 horas, coincidiendo con la puesta del Sol, serían ellas mismas quienes matarían a sus hijos y se suicidarían a continuación. Los griegos ganaron la batalla, pero les llevó más tiempo del esperado, así que corrían el riesgo de que sus mujeres, por ignorarlo, ejecutasen el plan y matasen a los niños y se suicidasen.
El general ateniense Milcíades el joven, decidió enviar un mensajero a dar la noticia a la polis griega. Aquí se mezcla la historia con la leyenda: Filípides, el soldado griego elegido, después de haber estado combatiendo un día entero, tuvo que recorrer una distancia de unos 40 Km. para dar la noticia. Tomó aquel hoplita tanto empeño en llegar veloz a su destino que cuando llegó, cayó agotado y, antes de morir, sólo pudo decir una palabra: "Niké" (diosa de la Victoria).
Muchos años después, en honor a la hazaña de Filípides, se creó una competición con el nombre de "maratón" que fue incluida en los primeros Juegos Olímpicos de nuestro tiempo, celebrados en 1896 en Atenas, inaugurados por el Barón Pierre de Coubertin. Los 42.195 m por los que hoy día conocemos la maratón datan del año 1908, cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Londres. Esta distancia es la que separa la ciudad inglesa de Windsor del estadio White City, en Londres. Los últimos metros fueron añadidos para que el final de la prueba tuviera lugar frente al palco presidencial del estadio.
Esta durísima prueba atlética nos recuerda el esfuerzo y la tenacidad del ser humano en situaciones extremas, como la que protagonizó el griego Filípides tras la batalla de Maratón.

lunes, 4 de febrero de 2013

Leyenda del Minotauro

Crátera griega. Teseo mata al Minotauro.
Asterión, el fabuloso Minotauro, era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El "Toro de Minos” fue concebido de la unión entre Pasífae y un magnífico toro, con motivo de una ofensa a los dioses realizada por Minos, rey de Creta. El Minotauro sólo comía carne humana y conforme iba creciendo se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Minos ordenó al arquitecto Dédalo construir en la ciudad de Cnosos una gigantesca jaula de la que el Minotauro no pudiera escapar. Dédalo construyó el laberinto, una estructura gigantesca compuesta por incontables pasillos que iban en distintas direcciones, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado.
El rey de Creta declaró la guerra a Egeo, rey de Atenas. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas. La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición y el oráculo de Delfos aconsejó a los atenienses ofrecer un tributo a Creta. Así, una de las terribles condiciones era entregar a siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro.
Años después de impuesto el castigo a los atenienses –habían pasado 27 años desde que se había iniciado el terror del Minotauro- Teseo, hijo de Poseidón, se dispuso a matar al monstruo y así liberar a su patria de la condena del rey Minos. Para ello, se hizo pasar por uno de los jóvenes entregados al monstruo. Era la tercera vez que catorce jóvenes atenienses iban a ser sacrificados en favor de la bestia antropófaga cuando Teseo alcanzó Creta.
Al llegar a la isla, en Cnosos, los jóvenes fueron presentados a Minos. Teseo conoció entonces a Ariadna, la inteligente y bella hija del rey, quien se enamoró de él. La princesa rogó a Teseo que se abstuviera de luchar con el Minotauro, pues eso le llevaría a una muerte segura, como siempre había ocurrido, pero Teseo la convenció de que él podía vencerlo. Ariadna, viendo la valentía del joven, se dispuso a ayudarlo e ideó un plan que permitiera a Teseo encontrar la salida del laberinto tras derrotar a la bestia. La princesa cretense le entregó una espada mágica y un ovillo de hilo el cual no se podía romper.
Según cuentan, Teseo logró escapar del laberinto ayudado por el hilo de Ariadna y después huyó de la ciudad de Cnosos junto con la princesa, tras derrotar a Asterión, el fabuloso Minotauro.