Páginas

jueves, 6 de febrero de 2020

Sobre la numeración romana y el número cero

Han pasado algunos siglos desde que los números romanos dejaron de sernos útiles y, pese a haber caído en desuso, esta numeraración sigue ejerciendo en nuestros tiempos una fascinación sobre las mentes inquietas.
La noción de "número" y de "contar" se remonta a las épocas más cercanas a nuestra Prehistoria, y es más que probable que no haya sobre la faz de la Tierra, en la actualidad, ningún grupo humano que no tenga alguna noción de los números.
Con la invención de la escritura, en aquellos momentos en los que separamos Prehistoria e Historia, necesariamente hubo que escribir los números. Además, el primer material escrito aparece relacionado con labores de contabilidad de los templos mesopotámicos y egipcios.
Parece evidente que los seres humanos pudieron empezar a contar con los dedos de las manos. Si utilizamos una sola mano en la operación, agruparemos los números en grupos de cinco, si usamos las dos manos para contar, lo haremos en grupos de diez, pero si utilizáramos también los dedos de los pies podríamos hacerlo en grupos de veinte.
Diez símbolos se antojan un término medio, de modo que en varias culturas como la antigua babilónica contaban en base diez, empleando signos cuneiformes. Los griegos se organizaron utilizando letras del alfabeto ordenadas relacionándolas con los números. No obstante, los griegos tuvieron problemas para memorizar más de veinte símbolos diferentes, mientras que en el sistema babilónico se debían memorizar solamente tres. Además, los griegos se podían distraer fácilmente mezclando letras y números.
Los romanos, grandes observadores de su entorno, se fijaron tanto en el sistema griego como en el babilónico. Utilizaban letras pero no en orden como los griegos, sino que usaban sólo unas pocas que repetían si era necesario.
Los números I, II, III y IIII, parece que tuvieran relación con la extensión de los dedos de la mano, pero el número V podría ser la uve formada por la oposición del pulgar con los otros dedos y el diez X serían las muñecas cruzadas. La L es el cincuenta, el cien C procede de centum, la D es quinientos y la M es el número mil, que viene de mille.
Los romanos utilizaban cinco más uno para escribir VI (seis), y cinco menos uno para escribir IV (cuatro). Por convención sólo se acepta restar un símbolo, de modo que nueve se escribe IX, pero ocho es VIII. El número cuatro solía ponerse IIII en vez de IV, posiblemente debido a ser coincidente con las primeras letras de la palabra IVPITER (el poderoso dios Júpiter).
Con estos símbolos los romanos podían escribir hasta el número MMMMCMXCIX (4999), pero los romanos no permitían que un símbolo se repitiera cinco veces, por lo tanto colocaron una barra o línea sobre el símbolo numérico que quería decir que se trataba de miles:
__
III= tres mil

No obstante, a pesar de llevar miles de años teniendo nociones de la nada, al ser humano le llevó cerca de cinco mil años en concebir un símbolo que representara la nada. Parece que fue en la India donde apareció esta originalidad, aproximadamente en el siglo IX. Recogido por los árabes, que lo llamaban céfer (vacío) dio origen a la palabra cero. El nuevo sistema llegó a Occidente desde la lejana Asia y aquí lo llamaron numeración arábiga al aprenderlos de los árabes.
Este sistema novedoso terminó con la confusión entre números y letras y trajeron una gran simplicidad al cálculo aritmético, también con la presencia del número cero.

Basado en Isaac Asimov: De los números y su Historia

1 comentario:

  1. Felicidades por el artículo. Aprender datos de la historia de la numeración romana es el complemento perfecto a la hora de enseñar los números romanos en clase. Trabajo como profesora de primaria y esta información me sirve de mucha ayuda para explicar a los niños el tema de números romanos. Muchas gracias :)

    ResponderEliminar