"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."

Creo (fragmento final. J. G. Ballard)

Científicos en la Historia

 Científicos en la Historia I: Arquímedes de Siracusa
Arquímedes, hijo de un astrónomo, fue uno de los hombres de ciencia más importantes de la Antigüedad. Matemático, físico, ingeniero, inventor y astrónomo, está considerado el más grande matemático de la Edad Antigua. Usó el método de exhausción (inscribiendo polígonos regulares en una circunferencia de radio unitario) para calcular el área bajo el arco de una parábola, y dio una aproximación extremadamente precisa del número Pi. También definió la espiral que lleva su nombre, fórmulas para los volúmenes de las superficies de revolución y un ingenioso sistema para expresar números muy largos.
Educado en la gran ciudad de Alejandría, sede de la famosa Biblioteca, realizó su obra en su ciudad natal de Siracusa, colonia griega en la isla de Sicilia, donde había nacido hacia el año 287 a. C. Según parece, tuvo cierto parentesco con Hierón II, rey de Siracusa, y contó con riquezas suficientes como para dedicarse libremente a sus tareas científicas.
Arquímedes descubrió el principio de la palanca (se cuenta que afirmó sobre la palanca "deme un punto de apoyo y moveré el mundo") y también el del empuje, lo que le permitió afirmar, sin necesidad de destruirla, que una corona de oro había sido adulterada con cobre. Arquímedes descubrió repentinamente el principio mientras se bañaba, y entonces salió corriendo desnudo por toda Siracusa gritando "¡Eureka, eureka! ("Lo tengo").
Sus anécdotas más fascinates tuvieron lugar hacia el final de su larga vida, cuando Siracusa abandonó su alianza con la República Romana y, como consecuencia, una poderosa flota romana puso sitio a la ciudad. En aquella época Arquímedes por sí solo representaba una verdadera fuerza de defensa, pasando el tiempo creando múltiples dispositivos ingeniosos para destruir o averiar dicha flota. Se cuenta que llegó a construir enormes lentes para provocar incendios en los barcos, grúas mecánicas para levantar y volcar las naves y un largo etcétera. Las historias llegan a tal punto, que se afirmaba que los romanos no se atrevían a acercarse a los muros de la ciudad siciliana.
Después de tres años de sitio, la ciudad fue tomada en el 212 a. C. El comandante romano ordenó capturar vivo a Arquímedes, el más importante de sus enemigos. El oficial romano que lo encontró, afirmó que el sabio se encontraba en aquel momento concentrado en sus intrincados cálculos matemáticos y se negó a seguirle, por lo que la guardia se vio obligada a matarlo.
Cuenta la leyenda que Arquímedes quiso que sobre su tumba se colocara una escultura con su descubrimiento matemático favorito: una esfera y un cilindro de la misma altura y diámetro. Arquímedes había probado que el volumen y el área de la esfera son dos tercios de los del cilindro, incluyendo sus bases.
Los relatos sobre la vida de Arquímedes fueron escritos por historiadores de la Antigua Roma, como Polibio, Plutarco y Tito Livio, mucho tiempo después de su muerte.

1 comentario:

  1. Muy buen material el que ofrecen a travez de esta pagina me sera de mucha ayuda gracias

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