"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."

Creo (fragmento final. J. G. Ballard)

Mujeres en la Historia

Mujeres en la Historia I: La reina Hatshepsut
Reina y faraón de Egipto, el país de Kemet "tierra negra", perteneciente a la XVIII dinastía, reinó con el nombre de Maatkara Hatshepsut "La primera de las nobles damas" aproximadamente entre 1479 y 1457 a. C. Era hija del faraón Tutmosis I y esposa de Tutmosis II (su propio hermano de padre), considerados faraones ilegítimos. A la muerte de su marido se impuso como faraón legítimo, relegando a su hijastro Tutmosis III a un segundo plano, de quién se declaró regente. Previamente se había ganado el apoyo de la casta sacerdotal y funcionarial egipcia. Desde entonces se autoproclamó faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón, asumiendo todos los atributos masculinos de su cargo, haciéndose representar como un hombre con la barba postiza ceremonial.
Mantuvo el poder hasta su muerte, efectuando varias campañas militares en Nubia, Palestina y Siria, destacando entre sus acciones de gobierno la famosa expedición marítima al mítico país de Punt, en la actual Somalia.
Durante su reinado mandó construir la Capilla Roja del gigantesco templo de Amón en Karnak y varios obeliscos procedentes de las canteras de Asuán, decorados con el electrum (aleación de oro y plata).
No obstante, será sobre todo recordada por el templo de Deir el-Bahari, construído en la orilla oeste de Tebas por el arquitecto Senenmut, consagrado al dios Amón, una de las joyas del Antiguo Egipto y uno de los monumentos más visitados por los turistas. Conocido por aquel entonces como el Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes), su estructura en forma de largas terrazas y de rampas con suave inclinación, de estilo similar al de Mentuhotep II, hacen que se funda a la perfección con la roca y el entorno.
Las representaciones iconográficas de esta reina-faraón son abundantes, en las que aparece como un hombre investida de los símbolos de poder faraónicos. Tras su muerte, Tutmosis III, que nunca la perdonó el haber ocupado el trono de los faraones, proscribió su memoria e hizo que borraran su nombre de las listas de faraones, aunque finalmente fue rescatada del olvido por los investigadores.
La momia de Hatshepsut fue presentada al público en junio de 2007, después de largos periodos de incertidumbre acerca de su correcta identificación. Zahi Hawass, Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades en Egipto, aseguró que se trataba del descubrimiento arqueológico más importante desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón, en 1922. La momia pudo identificarse mediante el análisis de una muela de la misma.
Hoy en día nos sigue cautivando aquella mujer, de fuerte personalidad, que mil quinientos años antes del nacimiento de Jesús logró convertirse en faraón del país de Kemet.

Mujeres en la Historia II: La reina Cleopatra

Cleopatra VII (69-30 a. C.), la más famosa reina que llevó ese nombre, última representante de los lágidas, nació y murió en la fabulosa ciudad de Alejandría, en el delta del Nilo. Era la hija mayor de Ptolomeo XIII, al que sucedió en el trono con 17 años. Para reinar, se casó con su hermano Ptolomeo XIV, cuando éste tenía nueve años, según costumbre del país.
La nobleza egipcia mantuvo una actitud combativa frente a ella y tuvo que abandonar el reino y refugiarse en la vecina Siria, donde reunió un ejército para volver.
Julio César intervino en los asuntos de Egipto para intentar poner paz. Tras conocerse y convivir un tiempo, tuvieron un hijo llamado Cesarión. Después de morir Ptolomeo XIV, César la hizo reconocer soberana de Egipto, aunque la obligó a casarse con otro de sus hermanos, que tomó el nombre de Ptolomeo XV, al que posteriormente encerró.
Después de la muerte de Julio César, los idus (día 15) de marzo del año 44 a. C., inspiró una loca pasión al general romano Marco Antonio, con el que tuvo tres hijos (Alejandro, Ptolomeo y Cleopatra). Marco Antonio la hizo coronar como reina de reyes, entregándola los tronos de Egipto y Chipre, para que los compartiera con Cesarión, dando a sus otros tres hijos el poder de las mejores provincias: Alejandro (Armenia y Partia), Cleopatra (Cirenaica y Libia) y Ptolomeo (Siria y Cilicia).
Cayo Octavio Turino (apodado Octaviano), sobrino-nieto de César e hijo adoptivo suyo, se enfrentó a Marco Antonio al que venció en la decisiva batalla de Actium (31 a. C.), donde se rindieron al general Agripa, sin luchar, 19 legiones de Marco Antonio. Tras esto, las tropas de Octavio tomaron Alejandría provocando el suicidio de Marco Antonio (30 a. C.).
Cleopatra, ante la imposibilidad de conservar para sus hijos el trono de Egipto, eligió la muerte ritual por mordedura de áspid (vívora). Octavio mató a Cesarión, quedando así extinguida la dinastía de los lágidas. Egipto pasó a ser una provincia romana.

Mujeres en la Historia III: Hipatia de Alejandría
Hipatia (Alejandría, 355 ó 370 - Alejandría, marzo de 415 ó 416 ) fue una filósofa y maestra neoplatónica griega, natural de Egipto, que destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía, miembro y líder de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V. Seguidora de Plotino, cultivó los estudios lógicos y las ciencias exactas, llevando una vida ascética. Educó a una selecta escuela de aristócratas cristianos y paganos que ocuparon altos cargos, entre los que destacan el obispo Sinesio de Cirene —que mantuvo una importante correspondencia con ella—, Hesiquio de Alejandría y Orestes, prefecto de Egipto en el momento de su muerte.
Hija y discípula del astrónomo Teón, Hipatia es la primera mujer matemática de la que tenemos un conocimiento razonablemente seguro y detallado. Escribió sobre geometría, álgebra y astronomía, mejoró el diseño de los primitivos astrolabios —instrumentos para determinar las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste— e inventó un hidrómetro.
Hipatia murió a una edad avanzada, 45 ó 60 años (dependiendo de cuál sea su fecha correcta de nacimiento), linchada por una turba de cristianos. Su asesinato se produjo en el marco de la hostilidad cristiana contra el declinante paganismo y las luchas políticas entre las distintas facciones de la Iglesia, el patriarcado alejandrino y el poder imperial, representado en Egipto por el prefecto Orestes, ex alumno de la filósofa. Sócrates Escolástico, el historiador más cercano a los hechos, afirma que la muerte de Hipatia fue causa de "no poco oprobio" para el Patriarca Cirilo y la iglesia de Alejandría, y fuentes posteriores, tanto paganas como cristianas, le achacan directamente el crimen, por lo que muchos historiadores consideran probada o muy probable la implicación de Cirilo, si bien el debate al respecto sigue abierto.
Su carácter singular de mujer entregada al pensamiento y la enseñanza en plena Tardoantigüedad, su fidelidad al paganismo en el momento de auge del catolicismo teodosiano como nueva religión del Estado, y su muerte a manos de cristianos le han conferido gran fama. La figura de Hipatia se ha convertido en un verdadero mito: desde la época de la Ilustración se la presenta como a una "mártir de la ciencia" y símbolo del fin del pensamiento clásico ante el avance del Cristianismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario