"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."

Creo (fragmento final. J. G. Ballard)

viernes, 16 de noviembre de 2012

Leyenda de Argantonio, rey de Tartessos

Máscara de Argantonio
El legendario Argantonio, uno de los reyes míticos de la Antigüedad, es de los protagonistas a los que la Historia sigue buscando una explicación. Los textos de Heródoto de Halicarnaso, padre de los historiadores, hablan de una mítica ciudad ubicada en el sur de la península Ibérica, llamada Tartessos, cuyo máximo esplendor se dio entre los siglos VII y VI a.C.
Relata el historiador y geógrafo griego que, hacia el siglo VI a. de C., un barco griego que navegaba por los confines del Mediterráneo se desvió de su rumbo, por causas climatológicas, unos kilómetros más allá de las famosas columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Cuando los marineros griegos, comandados por Colaios de Samos, pensaban que el final de sus vidas estaba cerca, contactaron con una cultura que parecía dueña de una excepcional riqueza y abundancia. Sorprendidos por el hallazgo, trabaron amistad con Argantonio, el rey de aquel pueblo.
Este famoso monarca del sur peninsular pudo haber nacido, según los textos helenos, hacia 670 a. de C., y ocupó el trono de lo que parece un emporio social y minero desde 630 hasta 550 a. de C. Según los filólogos, su nombre vendría a significar "hombre de la plata", si bien algunos expertos determinan que, más que un único gobernante, deberíamos pensar en toda una dinastía, una familia integrada por varios representantes que fueron asumiendo el poder a lo largo del tiempo bajo el mismo nombre.
Son escasas las fuentes documentales sobre el origen de este pueblo ibérico, siendo las más fiables las que proceden de los textos de Heródoto, Anacreonte y Estrabón. Hasta la fecha no podemos concretar si aquel fabuloso Tartessos, tal como nos lo contaron, fue una invención de los clásicos, que utilizaron la supuesta fábula para aumentar la leyenda mitológica de sus pueblos marineros. En la actualidad se debate sobre el origen de los tartesios: unos apuntan una procedencia indoeuropea y otros una expedición procedente de tierras griegas durante el período de las colonizaciones mediterráneas. Muchos expertos han barajado la posibilidad de un Tartessos conformado por élites comerciantes que, simplemente, acumulaban los beneficios económicos de su trato con los fenicios.
Lo que parece fuera de duda, es que los navegantes griegos habrían llegado a la zona con evidente interés colonizador, dados los inmejorables recursos naturales que ofrecía aquella tierra. Argantonio habría recibido con generosidad la llegada de los helenos. Así, según la narración de Heródoto, Argantonio les entregó oro suficiente para que construyeran en su ciudad de origen una muralla que les protegiera de los ataques persas. Además, puede que el amable soberano les ofreciera la posibilidad de establecerse de manera permanente en su reino, incluso se relaciona la fundación de una colonia a la que llamaron Mainake, que se suele identificar con la actual ciudad de Málaga.
Durante la antiguedad, las tradiciones griegas y romanas mantuvieron firme el relato sobre Tartessos. En dichas historias siempre se hablaba de aquel reino como tierra de promisión y riquezas inagotables entre las que sobresalen la plata, el cobre y el estaño, materiales muy preciados por los extraordinarios comerciantes fenicios, que a cambio ofrecían sus productos manufacturados en Oriente. Los navegantes fenicios obtenían de este formidable reino tanta plata que tenían que fundirla para poder transportarla. Cuando los griegos contactaron con Argantonio y los suyos, estimaron que aquellas tierras estaban aún por explotar, a pesar de que ya lo hacían los pueblos del país del cedro (los fenicios), lo que demuestra la ingente cantidad de materia prima que generaba la zona.
Según cuentan las leyendas sobre Tartessos, este pueblo pudo tener relación con el fantástico continente perdido de la Atlántida y sus fabulosas riquezas, aquella tierra mencionada por Platón en el diálogo de Critias, que contaba con un grado superior de desarrollo, situada más allá de las columnas de Hércules en los pretéritos tiempos antediluvianos que desapareció bajo las aguas, tras la imposición del castigo divino a los hombres que obraban mal.
Existen numerosas hipótesis sobre el final de este legendario reino: unos piensan que fueron los cartagineses quienes, en su intento por asegurarse una posición de dominio en la península Ibérica, destruyeron Tartessos (sobre el 500 a. de C.) para apropiarse de sus recursos; otros aseguran que aquellos primigenios pobladores andaluces evolucionaron, siendo los turdetanos sus grandes herederos, ya que en la época romana eran los más cultos de su entorno, poseían una gramática más compleja que el resto y conservaban viejas tradiciones que ellos mismos databan en varios milenios de antiguedad.
Sea como fuere, tras los grandes descubrimientos arqueológicos de los siglos XIX y XX, se alza como un importante reto para la arqueología y los historiadores, el hallazgo de Tartessos y el legendario Argantonio, uno de los reyes míticos de la Antigüedad.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Conjunto megalítico de Stonehenge (Edad de los Metales)

El conjunto megalítico de Stonehenge es sin lugar a dudas una de las construcciones más fascinantes del mundo. Se trata de un monumento ritual prehistórico situado en Wiltshire, en la llanura de Salisbury, al suroeste de Inglaterra, datado entre los últimos periodos del Neolítico y los primeros de la Edad del Bronce (2200-1400 a.C.). Es el más famoso de los monumentos megalíticos de Inglaterra y posiblemente la estructura prehistórica más importante de toda Europa.
Se trata de un cromlech, palabra que en gaélico significa "círculo de piedras" y que normalmente se identifica con un templo. Aparentemente construido en tres fases, durante más de 600 años, está formado por grandes bloques de piedra llamados menhires (en gaélico "piedra alta") que llegan a pesar más de cuarenta toneladas y se elevan hasta los cuatro metros de altura, distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. El conjunto está rodeado por un foso circular de 104 metros de diámetro

Se han realizado numerosos estudios acerca de sus funciones y significado. Su utilización como templo, la relación con el firmamento, el Sol y la Luna se han relacionado con la disposición y orientación de esta construcción. 
La estructura central, en forma de herradura, está orientada de tal manera que el eje principal coincide exactamente con el lugar de salida del Sol y la luna llena está completamente perpendicular a la salida del Sol en el solsticio de verano, señala las direcciones de salida y puesta de sol en determinados días del año y establece el inicio del verano (solsticio).
Por todo ello, parece claro que la mayoría de sus grandes piedras están colocadas en relación con las posiciones estacionales de la Luna y el Sol, siguiendo patrones astronómicos.
Es muy probable que hubiera sido un templo o lugar de reunión tribal, un centro religioso relacionado con la observación astronómica dedicado a los ciclos de la vida y la muerte, poderes invisibles de la naturaleza de carácter sagrado.. 

jueves, 26 de enero de 2012

Alejandro Magno, el nudo gordiano y la conquista de Asia.

Alejandro Magno cortando el nudo gordiano, de Jean-Simon Berthélemy.
La leyenda afirma que Alejandro el Grande (356–323 a.C.), rey de Macedonia y de los griegos, tras cruzar el Helesponto,  en el año 333 a.C.,  se dirigía a conquistar el Imperio persa. Al llegar a la localidad de Gordión, capital del reino de Frigia, actual Anatolia, fue  informado de las creencias y leyendas locales. Según la tradición, en la acrópolis de esa ciudad, había un carro de oro atado con una especie de trenzado con un nudo imposible de desatar. Se decía que quien pudiera desatar ese nudo sería el rey de toda Asia.
Además, por aquellas fechas, un augurio que circulaba por ese reino afirmaba que el futuro rey de Frigia y conquistador de Asia, vendría acompañado de un cuervo que se posaría en el carro de oro, después desataría el nudo, con lo que abriría para sus ejércitos las puertas de Asia.
Alejandro sintió curiosidad por estas historias legendarias y se enfrentó al reto de desatar el nudo llamado gordiano. La ambición de Alejandro hizo que intentara desatar, sin éxito, aquel lazo imposible. Rodeado de los más importantes hombres de la ciudad y en presencia de sus generales y hombres de confianza, solucionó el problema cortando el nudo con su espada.
Esa misma noche hubo una gran tormenta de rayos, lo que fue entendido por los macedonios como un augurio del propio dios Zeus, entendiendo que estaba de acuerdo con aquella solución. Ante ello, Alejandro afirmó “es lo mismo cortarlo que desatarlo”. En apenas once años, aquel joven rey macedonio acabó conquistando Oriente. 

Mapa del imperio de Alejandro y la ruta seguida en sus conquistas.
A sus 32 años, su imperio se extendía desde Egipto y Grecia, en el Oeste, hasta el Valle del Indo, en Oriente. Fundó más de 70 ciudades, 50 de las cuales llevaban su nombre, aunque la más famosa de todas, Alejandría, la mandaría levantar en en Egipto (donde fue coronado Faraón de los dos reinos) en la parte occidental del delta del río Nilo. Con sus conquistas acercó Oriente y Occidente, además de propagar la cultura y la civilización helena por oriente.
El 13 de junio de 323 a.C., Alejandro el Grande murió en el palacio de Nabucodonosor II, en la mítica ciudad de Babilonia, envenenado, de fiebres o de malaria. Cuentan que Ptolomeo condujo el cuerpo de Alejandro hasta la ciudad de Alejandría donde quedó expuesto el sarcófago.
A su muerte, Alejandro no había dejado sucesor, pues su hijo Alejandro nacería tras su muerte y sus generales aprovecharon para repartirse aquel enorme Imperio. Fueron llamados diadocos o sucesores y mandaron, a través de Casandro, asesinar a toda la familia de Alejandro: su madre Olimpia, su hijo Alejandro, su hijo ilegítimo Heracles, etc. 
Surgieron así varias dinastías helenísticas: Tolemaica, cuyo rey fue Ptolomeo, que gobernó Egipto; Antigónida con Demetrio, hijo de Antígono Monoftalmos, como rey de Macedonia y  después también de Grecia al vencer a Casandro; Seléucida con Seleuco como monarca, que reinó sobre Mesopotamia y Siria; y Lisímaco que reinó sobre Tracia y Asia Menor.

Yugo y nudo gordiano cortado unido al "Tanto Monta", emblema de Fernando el Católico.
Como curiosidad, el lema personal del rey Fernando el Católico, Tanto Monta,  hace alusión a este nudo: lo mismo es cortarlo que desatarlo.
En español utilizamos la expresión “complicado como un nudo gordiano” para referirse a una situación o hecho de difícil solución o desenlace, en especial cuando esta situación sólo admite soluciones creativas.
También “nudo gordiano” se emplea para referirse a la esencia de una cuestión, de por sí de difícil comprensión, de tal manera que desatando el nudo, descubrimos  la esencia del problema.

lunes, 9 de enero de 2012

domingo, 25 de septiembre de 2011

La revista digital del departamento de Geografía e Historia

LA BITÁCORA DEL SARAMAGO

Podemos consultar la revista digital del departamento de Geografía e Historia del Instituto. Con el nombre de "La Bitácora del Saramago", se ofrecen noticias, artículos, presentaciones, fotografías y videos relacionados con las Ciencias Sociales, dentro de las materias que nuestro Departamento Didáctico tiene encomendadas (Ciencias Sociales, Geografía Económica, Historia del Mundo Contemporáneo, Geografía de España, Historia de España, Historia del Arte, Historia de las Culturas y las Religiones).
Además, pretendemos dar a conocer los trabajos más representativos del alumnado del Instituto. Arriba hay un enlace directo a la revista.

sábado, 24 de septiembre de 2011

La Historia de un día

Una vez, a medianoche, los hombres y mujeres tuvieron el mundo a su disposición. Durante mucho tiempo, habida cuenta de lo que sabemos, permanecieron muy tranquilos; durante la mañana y la tarde de ese día, se limitaron a vagabundear en pequeños grupos, a cazar animales con puntas y flechas, a refugiarse en cavernas y vestirse con pieles. Hacia las seis de la tarde empezaron a aprender algo sobre semillas y agricultura; hacia las siete y media de la tarde se habían establecido en grandes ciudades, en Egipto, Mesopotamia, la India, etc.
Después llegó Moisés, a las nueve menos cuarto. Tras él vinieron Buda, en la India; Sócrates, en Grecia, y Confucio en China, que se fueron todos juntos, aunque sin llegar a conocerse, hacia las diez y diez. En torno a las diez y media apareció Cristo, algo después de la Gran Muralla china y de Julio César. Veinte minutos antes de las once cae el poderoso Imperio romano de occidente y se comienzan a formar los reinos cristiano germánicos. A las once fue el momento de Mahoma.
Hacia las once y media surgieron las primeras grandes ciudades en Europa del Norte y el comercio se reactiva en el mar Mediterráneo. A partir de las doce menos cuarto aparecen los Estados modernos en Europa, de los cuales salieron hombres y mujeres a explorar y explotar el resto del mundo. Primero expoliaron América del Norte y del Sur, luego la India y, finalmente, África.
Cuatro minutos antes de la medianoche en Francia estalla una revolución que acaba con la monarquía y en Inglaterra se inventaba una máquina de vapor. Los países europeos se industrializaron. La riqueza y el poder atrajo disputas entre ellos, dos minutos antes de medianoche se desencadenó una gran guerra, a la que siguió otra semejante sólo cincuenta segundos después. En el último minuto del día esos hombres del Norte de Europa fueron expulsados de la India, de África y de muchos otros países, pero no de Norteamérica, donde se habían instalado en forma estable. En este último minuto, además inventaron armas nucleares, desembarcaron en la Luna, doblaron la población mundial y consumieron más petróleo y metales de los que habían utilizado en las precedentes veintitrés horas y cincuenta y nueve minutos. Volvía a ser medianoche, el inicio de un nuevo día.
Richardson, R: Learning for Change in World Society. Oxford Press. 1995.

jueves, 29 de abril de 2010

domingo, 4 de abril de 2010

Las siete maravillas del mundo antiguo

Las Siete Maravillas del Mundo (de arriba a abajo y de izquierda a derecha): la Gran Pirámide de Gizeh, los Jardines colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría.
La lista clásica se basa en un breve poema de Antípatro de Sidón hacia (125 a. C.) o Antípatro de Tesalónica (entre 20 a. C. y 20 d. C.) en el que el poeta alaba las Siete Maravillas del Mundo. Esta lista originalmente mencionaba la Puerta de Istar en las murallas de Babilonia en vez del faro de Alejandría. Relatos posteriores efectúan dicho reemplazo.
Sin embargo, se conservan referencias de otras listas anteriores realizadas por el historiador Heródoto, o el ingeniero Filón de Bizancio, aunque sus escritos no han perdurado, excepto como referencias.
En otros texos son los Jardines Colgantes de Babilonia los que no figuran, estando en su lugar las murallas de la misma ciudad.
Todas son construcciones humanas y que los griegos pudieran admirar. No se recoge ninguna maravilla natural ni ninguna ruina, por majestuosa que ésta fuera. En parte es por eso que se habla de una octava maravilla del mundo: la torre de Babel, el zigurat de Babilonia; pero este edificio estaba en ruinas cuando llegaron los soldados de Alejandro Magno y la lista de maravillas data de años después. Esta posibilidad de una maravilla más ha contribuido a acuñar la frase Octava Maravilla del Mundo para denominar a una obra humana excepcional que se adelanta a su tiempo o muy significativa.
Estas maravillas, ordenadas según la época de su construcción, son las siguientes:
La Gran Pirámide de Gizeh. Terminada alrededor del año 2570 a. C., fue construida por el faraón Keops. Ubicada en Gizeh, Egipto, es la única de las siete maravillas que aún se puede contemplar.
Los Jardines Colgantes de Babilonia. Construidos en 605 a. C.-562 a. C. Ubicados en la ciudad de Babilonia, actual Iraq. Perduraron hasta no más allá de 126 a. C., cuando la ciudad fue destruida definitivamente por los partos.
El Templo de Artemisa en Éfeso (actual Turquía). Construido hacia 550 a. C. y destruido por un incendio intencionado en 356 a. C., Alejandro Magno ordenó su reconstrucción, culminada tras su muerte en el año 323 a. C. Este nuevo templo, que debe ser considerado como el incluido dentro de la lista de las maravillas, fue destruido a su vez por los godos durante un saqueo en el año 262.
La Estatua de Zeus en Olimpia. Esculpida hacia 430 a. C. por Fidias. Ubicada en el interior del templo dedicado al propio Zeus en Olimpia, Grecia, desapareció entre 393, año en que el emperador Teodosio el Grande prohibió el culto pagano, y 426, en que Teodosio II ordenó la demolición de los monumentos de Olimpia.
La Tumba del rey Mausolo en Halicarnaso. Construido hacia 353 a. C. y situado en la ciudad griega de Halicarnaso, actual Bodrum (Turquía). Se mantuvo en pie a lo largo de los siglos, pero una serie de terremotos hizo que hacia 1404 ya hubiera quedado reducido a ruinas.
El Coloso de Rodas. Construido entre 294 a. C. y 282 a. C. Ubicado a la entrada del puerto de la ciudad de Rodas en la isla de Rodas, Grecia, fue derribado por un terremoto en el año 223 a. C., por lo que fue la más efímera de las maravillas.
El Faro de Alejandría. Construido entre 285 a. C. y 247 a. C. en la isla de Pharos, en Alejandría (Egipto), para guiar a los navíos que se dirigían al puerto de la ciudad. Al igual que la tumba de Mausolo dio nombre genérico a todos los grandes monumentos funerarios que la siguieron, la torre de Faros (Pharos) hizo lo propio con las torres de señales para la navegación. El Faro perduró hasta que los terremotos de 1303 y 1323 lo redujeron a escombros; en el año 1480, sus restos fueron reutilizados en la construcción de una fortaleza cercana.

viernes, 2 de abril de 2010

La leyenda del ajedrez


La invención del ajedrez se ha atribuido, entre otros, a los hindúes,  árabes, persas, egipcios, babilonios, chinos, griegos, romanos, judíos, araucanos, castellanos, irlandeses, italianos y galos. Las lagunas históricas acerca de su origen contribuyeron al florecimiento de diversas leyendas, entre ellas podemos destacar la del joven Lahur Sissa.
Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo reinaba en cierta parte de la India un rey llamado Sheram. En una de las batallas en las que participó su ejército perdió a su hijo, lo que le dejó profundamente consternado. Nada de lo que le ofrecían sus súbditos lograba alegrarle.
Un buen día un joven y modesto brahmán llamado Sissa, que había viajado durante treinta días desde una pequeña aldea, se presentó en la corte y solicitó una audiencia al monarca. Pedía verlo para entregarle un modesto presente que, según él, lo sacaría de su tristeza, le brindaría distracción y abriría en su corazón grandes alegrías. El rey aceptó y le concedió un encuentro, y Sissa le presentó un juego que, aseguró, conseguiría divertirle y alegrarle de nuevo. Se trataba de un ajedrez. El rey quedó sorprendido con aquellas variadas piezas que representaban lo más parecido a un reino que había visto jamás sobre una mesa: allí estaban los peones, los caballos, los alfiles, las torres, el rey y la reina.
Después de entregarle un gran tablero con 64 cuadros y situar las piezas, le explicó las reglas y los avatares del juego, tras lo cual comenzaron a jugar. El rey, maravillado, jugó y jugó y su pena fue desapareciendo. Sissa lo había conseguido.
Sheram, agradecido por tan preciado regalo, le dijo a Sissa que como recompensa pidiera lo que deseara. Éste rechazó esa recompensa, pero el rey insistió y Sissa pidió lo siguiente:
Deseo que ponga un grano de trigo en el primer cuadro del tablero, dos, en el segundo, cuatro en el tercero, y así sucesivamente, doblando el número de granos en cada cuadro, y que me entregue la cantidad de granos de trigo resultante.El rey se sorprendió bastante con la petición creyendo que era una recompensa demasiado pequeña para tan importante regalo y aceptó. Mandó a los matemáticos más expertos de la corte que calcularan la cantidad exacta de granos de trigo que había pedido Sissa, es decir:
1 + 2 + 4 + 8 + …
Cuál fue su sorpresa cuando, después de efectuar los pertinentes cálculos matemáticos, éstos le comunicaron que era del todo imposible entregar esa cantidad de trigo, ya que, según estimaciones de sus ministros, suponía plantar toda la superficie de la India durante varios cientos de años para recoger semejante número de granos. La cantidad total ascendía a:
18.446.744.073.709.551.615 granos de trigo
El rey, al enterarse del resultado, se quedó de piedra. Pero en ese momento Sissa calmó al monarca y a sus ministros y renunció al presente. El joven tenía suficiente con haber conseguido que el rey volviera a estar feliz, y además había ofrecido a todos los sabios una lección matemática que nadie esperaba. Para terminar, llamó la atención del Monarca con estas palabras:
Los hombres más precavidos eluden, no sólo la apariencia engañosa de los números, sino también la falsa modestia de los ambiciosos. Infeliz aquel que toma sobre sus hombros los compromisos de honor por una deuda cuya magnitud no puede valorar por sus propios medios. Más previsor es el que mucho pondera y poco promete.Estas inesperadas y sabias palabras quedaron profundamente grabadas en el espíritu del Rey. Olvidando la montaña de trigo que, sin querer, prometiera al joven brahmán, lo nombró su Primer Ministro. Cuenta la leyenda que Sissa orientó a su Rey con sabios y prudentes consejos y, distrayéndole con ingeniosas partidas de ajedrez, prestó los más grandes servicios a su pueblo.

viernes, 26 de marzo de 2010

Quiénes eran las Musas

Las musas son nueve diosas menores que amenizan con sus cantos y danzas los banquetes de los dioses del Olimpo, dirigidas por Apolo (dios del fuego solar y de la belleza, de las artes plásticas, la música y la poesía), cerca de las fuentes del Parnaso. Algunas veces descienden a la Tierra y actúan de mediadoras entre lo divino y lo humano, concediendo la inspiración a poetas y músicos.
Estos seres, hijas de Zeus y Mnemósine, diosa de la Memoria, simbolizan las artes relacionadas con el Tiempo y la Memoria. Los romanos las llamaron camenas.
El museo era originariamente el templo de las musas, que se alzaba sobre una de las colinas de Atenas. El término música designaba en un principio al conjunto de las artes presididas por las musas, y con el tiempo pasaría a designar específicamente el arte de los sonidos.
Las nueve musas son:
Calíope proporciona el ritmo a los versos, simboliza la Poesía épica y la Elocuencia.
Clío canta el pasado de los hombres y de las ciudades, es la musa de la Historia.
Erato expresa las alegrías y las penas del amor, es la musa de la Poesía amorosa.
Euterpe fascina con el hechizo de la Música a hombres y animales.
Melpómene habla del sufrimiento y de la muerte, temas fundamentales del Teatro de la Tragedia.
Polimnia inspira a los poetas que se acompañan de la lira y preside la Poesía lírica.
Talía se burla de todas las cosas, es la musa de la Comedia.
Terpsícore se consagra a los ritmos de la Danza.
Urania es la musa de la Astronomía, canta la armonía de los astros.