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"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."
Creo (fragmento final. J. G. Ballard)
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."
Creo (fragmento final. J. G. Ballard)
martes, 27 de noviembre de 2018
martes, 20 de noviembre de 2018
Las pirámides de Egipto (Artehistoria)
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domingo, 18 de noviembre de 2018
Leyenda de Osiris
Osiris, dios de los muertos y de la reencarnación, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo, es también el dios de la vegetación y la agricultura y preside el tribunal del juicio de los difuntos en la mitología egipcia.
Cuenta la leyenda que Nut (Diosa del Cielo), hija del Dios Ra (el Dios Sol), se enamoró perdidamente del dios Geb (Dios de la Tierra). Cuando Ra se enteró de esta relación, en medio de su furia, prohibió a Nut que en el término de un año de 360 días, tuviera hijos.
Nut llamó a su amigo Thoth (dios de la sabiduría, la escritura y la música), para solicitarle ayuda. El deseo de Ra debía cumplirse, pero Thoth tuvo una idea y desarrolló una estrategia: se casó con Selene (la diosa de la Luna) , cuya luz era entonces rival de la luz de Ra. Thoth tomó su luz y agregó cinco días más al año calendario, haciendo que el año tuviera 365 días. El plan de Thoht estaba funcionando, así Nut tuvo cinco días por año para concebir sin desobedecer la orden de su padre Ra. Después de esto, por su brillante plan, Thoth fue recompensado con la séptima luz de Selene (la Luna Nueva). Esa es la razón por la cual la luna desaparece completamente todos los meses cada siete días.
La diosa Nut consiguió sus propósitos y tuvo dos hijos y dos hijas: Osiris (Dios de los muertos y de la reencarnación), Seth (Dios de la sequía y el desierto, señor del mal y las tinieblas), a Isis (Diosa de la Fertilidad y la Maternidad), y a Neftis (Diosa de la oscuridad y de la noche).
Cuando Osiris nació, una voz exclamó: “El Rey de todos ha nacido”. Y así fue. Osiris, el primogénito, creció y se convirtió en un gran rey, colaboró con su pueblo, los ayudó a construir ciudades y templos, los adiestró en los trabajos agrícolas y en la crianza de los animales, los guió para realizar los códigos de las Leyes y les enseñó a orar a sus dioses. Aquellas tierras regadas por el majestuoso Nilo, dejaron de ser un conglomerado de tribus independientes dedicadas a la caza y la recolección, convirtiéndose en una gran Nación. Y el pueblo comenzó a adorar la tierra por donde él pisaba junto a su esposa Isis.
Pero Osiris tenía un gran enemigo, su hermano Seth, envidioso y amargado, quien conspiraba contra el rey Osiris por hacerse con su poder. Desués de muchas gestiones, Seth logró aliarse con Aso, la reina de Etiopía, junto a otros conspiradores. Consiguió las medidas exactas de Osiris y construyó un precioso cofre muy bien ornamentado.
Para conseguir librarse de su hermano, organizó un gran banquete al que invitó a Osiris y a los conspiradores. Durante la comida, Seth ofreció un extraordinario sarcófago al ganador de un desafío que planteó a los comensales: las medidas de este cofre coinciden con las de uno de nosotros, pero para saberlo tenemos que introducirnos en la caja -exclamó Seth-. Después de un rato llegó el turno de Osiris, que entró cómodamente, comprobando que él era el ganador, entonces le cerraron el sarcófaco con unos clavos especiales y lo arrojaron al río Nilo.
Enterada de aquello, Isis, hermana y mujer de Osiris, estuvo largo tiempo buscando el sarcófago por las orillas del Nilo, hasta que encontró el cadáver de su esposo y lo escondió. Pero el malvado Seth, informado del descubrimiento, engañó a Isis y se apoderó de él, y lo cortó en catorce pedazos que esparció en la imponente corriente del Nilo. Desde ese día no se volvió a ver Osiris entre los vivos.
Isis hizo reconstruir y embalsamar el cuerpo de su esposo con la ayuda del dios Anubis, quien se convirtió así en el dios del embalsamamiento. Los ruegos y hechizos de Isis resucitaron a Osiris, quien llegó a ser rey de la tierra de los muertos.
Tras resucitar Osiris nació Horus, hijo de Isis y Osiris, que años después derrotó al traidor Seth en una gran batalla erigiéndose en el rey de la tierra.
La historia de Osiris es uno de los más antiguos mitos egipcios, cuyos orígenes se pierden en las profundidades de los tiempos. Era uno de los dioses más importantes de la mitología egipcia, pues Osiris fue el Rey de Egipto y padre de Horus. Todos los egipcios, al morir, esperaban reunirse con Osiris, dios de los muertos y de la reencarnación.
Cuenta la leyenda que Nut (Diosa del Cielo), hija del Dios Ra (el Dios Sol), se enamoró perdidamente del dios Geb (Dios de la Tierra). Cuando Ra se enteró de esta relación, en medio de su furia, prohibió a Nut que en el término de un año de 360 días, tuviera hijos.
Nut llamó a su amigo Thoth (dios de la sabiduría, la escritura y la música), para solicitarle ayuda. El deseo de Ra debía cumplirse, pero Thoth tuvo una idea y desarrolló una estrategia: se casó con Selene (la diosa de la Luna) , cuya luz era entonces rival de la luz de Ra. Thoth tomó su luz y agregó cinco días más al año calendario, haciendo que el año tuviera 365 días. El plan de Thoht estaba funcionando, así Nut tuvo cinco días por año para concebir sin desobedecer la orden de su padre Ra. Después de esto, por su brillante plan, Thoth fue recompensado con la séptima luz de Selene (la Luna Nueva). Esa es la razón por la cual la luna desaparece completamente todos los meses cada siete días.
La diosa Nut consiguió sus propósitos y tuvo dos hijos y dos hijas: Osiris (Dios de los muertos y de la reencarnación), Seth (Dios de la sequía y el desierto, señor del mal y las tinieblas), a Isis (Diosa de la Fertilidad y la Maternidad), y a Neftis (Diosa de la oscuridad y de la noche).
Cuando Osiris nació, una voz exclamó: “El Rey de todos ha nacido”. Y así fue. Osiris, el primogénito, creció y se convirtió en un gran rey, colaboró con su pueblo, los ayudó a construir ciudades y templos, los adiestró en los trabajos agrícolas y en la crianza de los animales, los guió para realizar los códigos de las Leyes y les enseñó a orar a sus dioses. Aquellas tierras regadas por el majestuoso Nilo, dejaron de ser un conglomerado de tribus independientes dedicadas a la caza y la recolección, convirtiéndose en una gran Nación. Y el pueblo comenzó a adorar la tierra por donde él pisaba junto a su esposa Isis.
Pero Osiris tenía un gran enemigo, su hermano Seth, envidioso y amargado, quien conspiraba contra el rey Osiris por hacerse con su poder. Desués de muchas gestiones, Seth logró aliarse con Aso, la reina de Etiopía, junto a otros conspiradores. Consiguió las medidas exactas de Osiris y construyó un precioso cofre muy bien ornamentado.
Para conseguir librarse de su hermano, organizó un gran banquete al que invitó a Osiris y a los conspiradores. Durante la comida, Seth ofreció un extraordinario sarcófago al ganador de un desafío que planteó a los comensales: las medidas de este cofre coinciden con las de uno de nosotros, pero para saberlo tenemos que introducirnos en la caja -exclamó Seth-. Después de un rato llegó el turno de Osiris, que entró cómodamente, comprobando que él era el ganador, entonces le cerraron el sarcófaco con unos clavos especiales y lo arrojaron al río Nilo.
Enterada de aquello, Isis, hermana y mujer de Osiris, estuvo largo tiempo buscando el sarcófago por las orillas del Nilo, hasta que encontró el cadáver de su esposo y lo escondió. Pero el malvado Seth, informado del descubrimiento, engañó a Isis y se apoderó de él, y lo cortó en catorce pedazos que esparció en la imponente corriente del Nilo. Desde ese día no se volvió a ver Osiris entre los vivos.
Isis hizo reconstruir y embalsamar el cuerpo de su esposo con la ayuda del dios Anubis, quien se convirtió así en el dios del embalsamamiento. Los ruegos y hechizos de Isis resucitaron a Osiris, quien llegó a ser rey de la tierra de los muertos.
Tras resucitar Osiris nació Horus, hijo de Isis y Osiris, que años después derrotó al traidor Seth en una gran batalla erigiéndose en el rey de la tierra.
La historia de Osiris es uno de los más antiguos mitos egipcios, cuyos orígenes se pierden en las profundidades de los tiempos. Era uno de los dioses más importantes de la mitología egipcia, pues Osiris fue el Rey de Egipto y padre de Horus. Todos los egipcios, al morir, esperaban reunirse con Osiris, dios de los muertos y de la reencarnación.
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jueves, 15 de noviembre de 2018
El rey Hammurabi de Babilonia y su famoso código de leyes.
Estela del código de Hammurabi |
Hammurabi
fue rey de la ciudad-estado de Babilonia entre 1792 y 1750 a.C., durante la etapa conocida como Imperio
Paleobabilónico. Al heredar el cargo de su padre, Sin-Muballit, comenzaba una etapa de conflictos en la llanura mesopotámica por
conseguir el control de las tierras fértiles.
Los anteriores monarcas babilónicos habían comenzado la consolidación de Babilonia
sobre el centro de Mesopotamia, conquistando algunas de las principales
ciudades-estado como Borsippa, Kish y Sippar. Cuando Hammurabi llegaba al
trono, la situación era tan compleja que Babilonia tendría que competir con los
poderosos reinos de Eshnunna, Elam y Asiria.
Hammurabi
es especialmente conocido en la Historia gracias al desarrollo de un sistema legal
en Babilonia: el llamado código de Hammurabi, uno de los compendios legales más
antiguos de la humanidad.
El
código contiene 282 leyes plasmadas por los escribas babilonios en doce
tabletas, escritas en lengua acadia, común en toda la zona, para que pudiera
ser leído por todos aquellos alfabetizados. Una de las características más
llamativas es la práctica de la Ley del Talión, filosofía legal conocida por ojo por ojo, donde los castigos son muy
duros, incluyendo la pena de muerte, la desfiguración y la amputación de
miembros y ojos.
El
código fue escrito en una estela de piedra de diorita de 2,4 metros de altura, en
caracteres cuneiformes, con la finalidad de que pudiera ser vista y leída. En
la parte superior de la estela hay un relieve
que representa al rey Hammurabi recibiendo las leyes directamente de
manos de una divinidad, posiblemente Shamash o Marduk, al que los dioses han
elegido para trasladarlas a su pueblo según se afirma en el prefacio.
Con
frecuencia se han establecido paralelismos entre Hammurabi y Moisés, que
recibió las dos Tablas directamente de manos de Yahvé, aunque las situaciones
presentan diferencias importantes.
Los
hititas saquearon Babilonia y los casitas conquistaron la ciudad, gobernando
Mesopotamia durante casi 400 años, pero fueron los elamitas los que se llevaron
la estela a su capital Susa. La estela fue descubierta en 1901 en las ruinas de
Susa (Persia, actual Irán) y trasladada al Museo del Louvre de París, donde se halla expuesta en la
actualidad.
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