"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."

Creo (fragmento final. J. G. Ballard)
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lunes, 23 de noviembre de 2020

La momificación en el Antiguo Egipto

 


https://materialescienciassociales.com/2019/10/12/momificacion/

domingo, 18 de noviembre de 2018

Leyenda de Osiris

Osiris, dios de los muertos y de la reencarnación, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo, es también el dios de la vegetación y la agricultura y preside el tribunal del juicio de los difuntos en la mitología egipcia.
Cuenta la leyenda que Nut (Diosa del Cielo), hija del Dios Ra (el Dios Sol), se enamoró perdidamente del dios Geb (Dios de la Tierra). Cuando Ra se enteró de esta relación, en medio de su furia, prohibió a Nut que en el término de un año de 360 días, tuviera hijos.
Nut llamó a su amigo Thoth (dios de la sabiduría, la escritura y la música), para solicitarle ayuda. El deseo de Ra debía cumplirse, pero Thoth tuvo una idea y desarrolló una estrategia: se casó con Selene (la diosa de la Luna) , cuya luz era entonces rival de la luz de Ra. Thoth tomó su luz y agregó cinco días más al año calendario, haciendo que el año tuviera 365 días. El plan de Thoht estaba funcionando, así Nut tuvo cinco días por año para concebir sin desobedecer la orden de su padre Ra. Después de esto, por su brillante plan, Thoth fue recompensado con la séptima luz de Selene (la Luna Nueva). Esa es la razón por la cual la luna desaparece completamente todos los meses cada siete días.
La diosa Nut consiguió sus propósitos y tuvo dos hijos y dos hijas: Osiris (Dios de los muertos y de la reencarnación), Seth (Dios de la sequía y el desierto, señor del mal y las tinieblas), a Isis (Diosa de la Fertilidad y la Maternidad), y a Neftis (Diosa de la oscuridad y de la noche).
Cuando Osiris nació, una voz exclamó: “El Rey de todos ha nacido”. Y así fue. Osiris, el primogénito, creció y se convirtió en un gran rey, colaboró con su pueblo, los ayudó a construir ciudades y templos, los adiestró en los trabajos agrícolas y en la crianza de los animales, los guió para realizar los códigos de las Leyes y les enseñó a orar a sus dioses. Aquellas tierras regadas por el majestuoso Nilo, dejaron de ser un conglomerado de tribus independientes dedicadas a la caza y la recolección, convirtiéndose en una gran Nación. Y el pueblo comenzó a adorar la tierra por donde él pisaba junto a su esposa Isis.
Pero Osiris tenía un gran enemigo, su hermano Seth, envidioso y amargado, quien conspiraba contra el rey Osiris por hacerse con su poder. Desués de muchas gestiones, Seth logró aliarse con Aso, la reina de Etiopía, junto a otros conspiradores. Consiguió las medidas exactas de Osiris y construyó un precioso cofre muy bien ornamentado.
Para conseguir librarse de su hermano, organizó un gran banquete al que invitó a Osiris y a los conspiradores. Durante la comida, Seth ofreció un extraordinario sarcófago al ganador de un desafío que planteó a los comensales: las medidas de este cofre coinciden con las de uno de nosotros, pero para saberlo tenemos que introducirnos en la caja -exclamó Seth-. Después de un rato llegó el turno de Osiris, que entró cómodamente, comprobando que él era el ganador, entonces le cerraron el sarcófaco con unos clavos especiales y lo arrojaron al río Nilo.
Enterada de aquello, Isis, hermana y mujer de Osiris, estuvo largo tiempo buscando el sarcófago por las orillas del Nilo, hasta que encontró el cadáver de su esposo y lo escondió. Pero el malvado Seth, informado del descubrimiento, engañó a Isis y se apoderó de él, y lo cortó en catorce pedazos que esparció en la imponente corriente del Nilo. Desde ese día no se volvió a ver Osiris entre los vivos.
Isis hizo reconstruir y embalsamar el cuerpo de su esposo con la ayuda del dios Anubis, quien se convirtió así en el dios del embalsamamiento. Los ruegos y hechizos de Isis resucitaron a Osiris, quien llegó a ser rey de la tierra de los muertos.
Tras resucitar Osiris nació Horus, hijo de Isis y Osiris, que años después derrotó al traidor Seth en una gran batalla erigiéndose en el rey de la tierra.
La historia de Osiris es uno de los más antiguos mitos egipcios, cuyos orígenes se pierden en las profundidades de los tiempos. Era uno de los dioses más importantes de la mitología egipcia, pues Osiris fue el Rey de Egipto y padre de Horus. Todos los egipcios, al morir, esperaban reunirse con Osiris, dios de los muertos y de la reencarnación.

jueves, 26 de enero de 2012

Alejandro Magno, el nudo gordiano y la conquista de Asia.

Alejandro Magno cortando el nudo gordiano, de Jean-Simon Berthélemy.
La leyenda afirma que Alejandro el Grande (356–323 a.C.), rey de Macedonia y de los griegos, tras cruzar el Helesponto,  en el año 333 a.C.,  se dirigía a conquistar el Imperio persa. Al llegar a la localidad de Gordión, capital del reino de Frigia, actual Anatolia, fue  informado de las creencias y leyendas locales. Según la tradición, en la acrópolis de esa ciudad, había un carro de oro atado con una especie de trenzado con un nudo imposible de desatar. Se decía que quien pudiera desatar ese nudo sería el rey de toda Asia.
Además, por aquellas fechas, un augurio que circulaba por ese reino afirmaba que el futuro rey de Frigia y conquistador de Asia, vendría acompañado de un cuervo que se posaría en el carro de oro, después desataría el nudo, con lo que abriría para sus ejércitos las puertas de Asia.
Alejandro sintió curiosidad por estas historias legendarias y se enfrentó al reto de desatar el nudo llamado gordiano. La ambición de Alejandro hizo que intentara desatar, sin éxito, aquel lazo imposible. Rodeado de los más importantes hombres de la ciudad y en presencia de sus generales y hombres de confianza, solucionó el problema cortando el nudo con su espada.
Esa misma noche hubo una gran tormenta de rayos, lo que fue entendido por los macedonios como un augurio del propio dios Zeus, entendiendo que estaba de acuerdo con aquella solución. Ante ello, Alejandro afirmó “es lo mismo cortarlo que desatarlo”. En apenas once años, aquel joven rey macedonio acabó conquistando Oriente. 

Mapa del imperio de Alejandro y la ruta seguida en sus conquistas.
A sus 32 años, su imperio se extendía desde Egipto y Grecia, en el Oeste, hasta el Valle del Indo, en Oriente. Fundó más de 70 ciudades, 50 de las cuales llevaban su nombre, aunque la más famosa de todas, Alejandría, la mandaría levantar en en Egipto (donde fue coronado Faraón de los dos reinos) en la parte occidental del delta del río Nilo. Con sus conquistas acercó Oriente y Occidente, además de propagar la cultura y la civilización helena por oriente.
El 13 de junio de 323 a.C., Alejandro el Grande murió en el palacio de Nabucodonosor II, en la mítica ciudad de Babilonia, envenenado, de fiebres o de malaria. Cuentan que Ptolomeo condujo el cuerpo de Alejandro hasta la ciudad de Alejandría donde quedó expuesto el sarcófago.
A su muerte, Alejandro no había dejado sucesor, pues su hijo Alejandro nacería tras su muerte y sus generales aprovecharon para repartirse aquel enorme Imperio. Fueron llamados diadocos o sucesores y mandaron, a través de Casandro, asesinar a toda la familia de Alejandro: su madre Olimpia, su hijo Alejandro, su hijo ilegítimo Heracles, etc. 
Surgieron así varias dinastías helenísticas: Tolemaica, cuyo rey fue Ptolomeo, que gobernó Egipto; Antigónida con Demetrio, hijo de Antígono Monoftalmos, como rey de Macedonia y  después también de Grecia al vencer a Casandro; Seléucida con Seleuco como monarca, que reinó sobre Mesopotamia y Siria; y Lisímaco que reinó sobre Tracia y Asia Menor.

Yugo y nudo gordiano cortado unido al "Tanto Monta", emblema de Fernando el Católico.
Como curiosidad, el lema personal del rey Fernando el Católico, Tanto Monta,  hace alusión a este nudo: lo mismo es cortarlo que desatarlo.
En español utilizamos la expresión “complicado como un nudo gordiano” para referirse a una situación o hecho de difícil solución o desenlace, en especial cuando esta situación sólo admite soluciones creativas.
También “nudo gordiano” se emplea para referirse a la esencia de una cuestión, de por sí de difícil comprensión, de tal manera que desatando el nudo, descubrimos  la esencia del problema.